Es en verdad lamentable que cada vez que tenemos que ir a los bancos en nicaragua, sintamos que es casi como un castigo.
Mensajeros, asistentes, vendedores o dueños de negocios, saben a qué me refiero.
Las largas filas nos agrian la mañana, o la tarde; según sea el caso.
Peor cuando los administradores deciden que, si la fila es corta, no hacen falta tantas cajas abiertas.
De manera que el tiempo de espera con pequeñas o largas filas, viene siendo el mismo: una eternidad.
A ver cuándo se van a dar cuenta en los bancos, que el problema de las filas kilométricas no debe atacarse con más sillas de espera, si no con más personal.
A fin de cuentas, el negocio al que se dedican, ha sido por mucho, de los más lucrativos en la historia de la humanidad. Y el billete, en su caso, siempre sobra.